El pasado viernes han acabado en
Bruselas las negociaciones sobre el TTIP entre EEUU y la UE
correspondientes a la 12ª ronda. En ella se han tratado temas
importantes como la cooperación reguladora en nueve sectores
productivos (automóvil, química, cosméticas, ingenierías,
tecnologías de la información y comunicación, dispositivos
médicos, pesticidas, farmacéuticas y textiles) tocándose también
algo el sector servicios, pero sin especificar qué aspectos.
También se ha
tratado el controvertido tema del ISDS (mecanismo que blinda las
inversiones empresariales) en la que la UE ha aportado su versión
edulcorada, el ICS. Igualmente se ha hablado de desarrollo sostenible
y pymes, pero sin especificar qué aspectos.
El informe presentado por el negociador
jefe de la UE, el español Ignacio García Bercero, no deja de ser
un inventario de los temas tratados en esta semana de trabajo. No
hace ninguna evaluación ni habla en ningún momento de las
decisiones tomadas. Eso sí, preocupado por la desconfianza que van
generando las negociaciones en algunos sectores sociales, asegura que
se respetarán todos los estándares sociales y ambientales actuales,
aunque con un simple pronunciamiento vacío de contenido que no
argumenta nada sobre el respeto a estas cuestiones.
No obstante, con una lectura un poco
más fina, apreciamos en el informe dos de los objetivos más
queridos del TTIP: armonización normativa (a la baja, aunque ellos
lo califican de esfuerzos de entendimiento normativo) e ISDS/ICS, el
mecanismo que fija como necesidad fundamental del tratado el
garantizar las inversiones, es decir, asegurar que posibles políticas
tendentes a lo público no pongan en peligro las situaciones de
privilegio de las grandes empresas y sobre todo de las
multinacionales.
En síntesis, esta ronda de
negociaciones ha continuado como las anteriores: ninguna información
real de lo acordado y mantenimiento de los puntos claves del tratado
tendentes a desregular, armonizar a la baja las normativas sociales y
ambientales actuales, privatizar servicios y asegurar inversiones de
las grandes transnacionales.
Ante esta situación del extremo
peligro que supone para las clases trabajadoras el que lleguen a buen
término las negociaciones del TTIP, Esquerra de Menorca-Esquerra
Unida vuelve a insistir en la necesidad de que este tratado, que se
caracteriza por la falta de conocimiento intencionada que existe
sobre él, sea conocido y rechazado. Para ello hace un llamamiento a
la ciudadanía y a las fuerzas de progreso de la isla para que
manifiesten su rechazo a este tratado de las multinacionales pidiendo
que la isla de Menorca se constituya como territorio libre de TTIP,
como ya han hecho muchos municipios y comarcas del resto del Estado.
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